El aprendizaje del guitarrista junior
Durante toda la historia y especialmente en los últimos años, el mundo de la guitarra clásica y la guitarra flamenca ha atraído a una gran cantidad de niños entusiasmados con la idea de aprender a tocar este preciado instrumento. Sin embargo, muchos de ellos desisten en su intento, y no por falta de talento o habilidad con las seis cuerdas, sino por la ausencia de un buen maestro o de una metodología de enseñanza adecuada.
Es obvio que cuanto antes se inicie un niño en el conocimiento de la música, mayor rendimiento sacará a una futura e hipotética carrera musical. No obstante, también es cierto que cuanto más joven es el niño, menores son sus habilidades mecánicas y musicales. Y es ahí donde el maestro asume un papel fundamental.
La primera gran dificultad que se le presenta al niño es la incomodidad física al intentar colocar la guitarra sobre su cuerpo (problema paliable en parte con la utilización de guitarras junior o de guitarras cadete). Por ello, habrá que exigir al alumno que se siente de forma correcta, ayudándole a encontrar la mejor relación entre el tamaño del instrumento y la longitud de sus piernas y brazos, y habilitándole una silla y soporte para el pie izquierdo de altura idónea.
El segundo paso consistirá en enseñarle a colocar correctamente la mano derecha sobre la boca del instrumento y moverla de forma ascendente o descendente para alcanzar la altura de la cuerda que precise ser pellizcada. Convendrá realizar todo tipo de ejercicios (procurando siempre que sean amenos) con esta mano y, en especial, con el dedo anular. Los movimientos de la totalidad del brazo derecho para realizar rasgueos, cambios de timbre, sonidos con el puente, etc. no se efectuarán hasta alcanzar una fase más avanzada de la enseñanza.
Posteriormente, será necesario centrarse en la colocación de la mano izquierda sobre el diapasón, así como en el correcto pulsado de las cuerdas. Durante este periodo, el niño tendrá que superar un pequeño pero molesto dolor en los dedos, por lo que deberá desarrollar en estos cierta fuerza y resistencia.
En esta etapa es recomendable que el maestro ponga a disposición del alumno todas las melodías necesarias para ayudarle a superar los posibles problemas relacionados con su técnica. Esto siempre supondrá un motivador y divertido reto para el niño.
De forma progresiva se le irán enseñando al alumno las diferentes velocidades y posibilidades interpretativas que ofrece la guitarra española, animándole en la medida de lo posible a trabajar en su propio estilo musical y no en el del maestro. Por supuesto, la estrategia a seguir con cada niño estará condicionada por las particularidades de cada caso, pero siempre deberá basarse en una metodología moderna, dinámica y planificada.
El aprendizaje del guitarrista junior
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